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res y parálisis en el brazo derecho, Te- niendo más fe en el poder de la Virgen de Pompeya que en la eficacia de las recetas de los doctores, invocó a esta ca- riñosa Madre, rechazando todo medica- mento. Al poco rato de esta invocación, sobrevínole el sueño y después de haber dormido profundamente durante cuatro horas, despertó sin dolor alguno y con el brazo completamente sano. Obsequi0. — Evitar las ocasiones de perder a Jesús por el pecado. OracióÓN. — Soberaná Reina del Ro- sario de Pompeya. Ya que vuestro divi- no Hijo nos alienta a pedir cuanto ne- cesitamos con la seguridad de que he- mos de aleanzar, si es conveniente para nuestra alma; una gracia absolutamente necesaria para mi alma me atrevo a pe- diros en este día: no permitais que ¡ja- más pierda yo a vuestro divino Hijo, borrando de mi alma la hermosura de su gracia. Así sea. ORACIONES para la Comunión de cada Sábado, pág. 18.
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