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María subió al templo para cumplir dos ordenaciones de la ley, a ninguna de las cuales estaba obligada. En primer lugar subió para purificarse. Y acaso necesi- ta purificarse la misma pureza? No fué Ella concebida sin mancha desde el pri- mer instante de su concepción ? Por qué pues se despoja aparentemente de su eo- rona de virginidad, siendo así que su virginidad se ha duplicado con los hono- res de su maternidad divina? Por qué, pues, sube al templo a purificarse y se arrodilla ante el sacerdote y le pide que la bendiga? Para darnos ejemplo de obe- diencia a los preceptos divinos. En segundo lugar, subió al templo pa- ra redimir a su Hijo. Pero, puede ser redimido el que luego va a ser nuestra redención? Ese Niño que lleva en los brazos, no ha recibido la adoración del cielo por medio de los ángeles y la ado- ración de la tierra por medio de los pas- tores y reyes Magos? Qué necesidad te- nía pues, de redimir a ese Hijo que es Dios? María tenía necesidad de darno ejemplo sublime de' obediencia.
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