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z SABADO PRIMERO La ANUNCIACIÓN DE La VirGEN María Se acerca ya el momento sublime, anunciado en los albores del paraíso y repetido por el profeta Isaías en pre- sencia del rey Acáz, cuando los reyes de Israel y Siria se proponían acabar con la dinastía de David. Pide un milagro, dijo el Profeta, si quieres bajo los abismos o si quieres so- bre las alturas, Y el impío Rey, desde- ñando el favor, que de parte de Dios iba a serle otorgado, respondió: No ten- taré al Señor, pidiendo un milagro. Y el Profeta, lleno del espíritu de Dios, ex- elamó: Escucha, pueblo de Judá: he aquí que una Virgen concebirá y dará a luz un niño. La humanidad, incapaz de levantar la carga que pesa sobre ella desde la pre- varicación del primer hombre, suspira con ansiedad por el cumplimiento de esa profecía.

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