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y a vos, Padre, que roguéis por mi a Dios nues- tro Sefior. Y el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, absuelve a los comulgantes, diciendo: —Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados vuestros pecados, os lleve a la vida eterna. —Asi sea. Y mostrando la sagrada Hostia a los comulgan- tes, dice: He aqui’ el Cordero de Dios, he aqui el que quita los pecados del mundo. Y repite tres veces (y los fieles con él, dandose tres golpes de pecho en sefial de arrepentimien- to y humildad): Sefior, yo no soy digno de que entréis en mi pobre morada; mds decid una sola palabra, y mi alma sera sana. Los fieles se acercan q comulgar con mucha mo- destia y devocién. El sacerdote, al dar la Conkle: dice a cada uno: El Cuerpo de Nuestro Sefior Jesucristo guarde tu alma para la vida eterna. Asi sea. _ Terminada la distribucién, si la Comunién se da dentro de la Misa, el sacerdote continia las cere- monias de la misma; pero si se da fuera de la Misa, e} sacerdote, vuelto al altar, dice: jOh sagrado convite en el cual se recibe a Cristo, se recuerda la memoria de su pasién, el — alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura! * —Les diste pan del cielo. ‘ —Que contiene en si todo deleite. | : . |

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