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pentirse de haberlos cometido. El dolor debe ser sobrenatural, es decir, de haber ofendido a Dios, bondad infinita, digno de ser amado so- bre todas las cosas o de haber merecido sus cas- _ tigos. El dolor debe ser universal, que alcance a todos los pecados. __ Sin el dolor no es posible alcanzar el perdén de ningun pecado. EI propésito de la enmienda es una firme re- - solacién de nunca jamds ofender a Dios. La confesién o declaracién de los pecados al a tome debe ser sincera e integra, en cuanto se diga la verdad en la acusacién y no se deje vo- luntariamente ningtin pecado sin confesar. Hay obligacién grave de confesar los pecados mortales, aunque es bueno y provechoso confe- sar también los veniales. El que por vergiienza calla algtin pecado mor- tal se confiesa mal, y comete un grave sacrilegio, * queda ademas con la obligacién de volver a —confesar los pecados que confesé y no confesé, el sacrilegio 0 sacrilegios cometidos. Al que tiene sélo pecados veniales para confe- sar, le seré conveniente, para asegurar el dolor y el propésito de enmienda, confesar algun pe- cado mortal de Ja vida pasada, aunque sea con- esada anteriormente. La penitencia impuesta por el confesor cons- tituye una reparacién de la ofensa hecha a Dios por nuestros pecados, y se la debe aceptar con ome y cumplirla fielmente.
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