BCCPAM000R05-4-01p02d00000000

El pecado venial es un grandisimo mal, aun- que no tan grave como el mortal; “puesto que también es una ofensa a Dios, nos dispone al pecado mortal y nos condena a las penas del purgatorio o a otras penas. Por la Confesién bien hecha: se perdonan los pecados y se restituye la gracia santificante; se perdona la pena eterna merecida por el peca- do mortal; se perdona mds o menos completa- mente la pena temporal debida por el peeado; se devuelven los méritos anteriormente adquiri- dos, pero perdidos por el pecado; se concede una gracia sacramental especial para perseverar en la virtud en el porvenir. No basta. confesarse para percibir esos admi- rables frutos del sacramento de la Penitencia, es preciso confesarse bien. Para hacer una buena confesién, son necesa- rias cinco cosas: 1) examen de conciencia, 2) dolor de los pecados, 3) propdsito de enmienda, 4) confesar al sacerdote todos los pecados, 5) cumplir la penitencia impuesta por el confesor. Examen de conciencia es procurar con dili- gencia acordarse de los pecados cometidos, des- de la tltima confesién bien hecha, y se hace pensando en los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia y las obligaciones del propio estado. Si hubiese algin pecado mortal no confesado por olvido en las anteriores confesiones, hay obligacién grave de confesarlo. Tener dolor de los pecados quiere decir arre- he

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz