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Capítulo X. 81 veritate... et novissime cedit in mortem.» La Santa Eucaristía brillando en el mundo de los corazones, es la bandera de las grandes restauraciones, que Pio X ostentó á la humanidad, en medio de sus apostasías y de sus decadencias. No po- día ser menos; porque en medio de las tinieblas es luz, en medio de las enfer- medades es medicina, en medio de las debilidades es la fuerza, en medio de la salud es preservativo. San Buenaventura sintetizó las exce- lencias de este Cuerpo Sacratisimo: Cor- pus Christi est cegris medicina, peregri- nantibus via; debiles confortat valentes delectat languorem sanat sanitatem con- servat. Podemos considerar al mundo como en tiempo de Tito Livio; el presente se había hecho intolerable á los hombres, el futuro estaba cerrado á todas espe- ranzas, y ocuparse en el pasado fué en- tonces el consuelo único que preservaba de la desesperación. La fórmula de las esperanzas, estaba condensada en aquella frase bíblica: «¡oh si rompieras los cielos y descendieras!» El profeta Isaías expresa en esas pa= Vida de amor.—7.

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