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Capítulo X. 79 rota la hélice y perdida la fuerza de as- censión, ha caído deshecho. Rompió con la religión, y no solo con la religión sobrenatural, sino con la re- ligión natural, y todo cuanto se halla en contradicción con su razón, lo rechaza; de modo, que la conciencia, la verdad, la honradez no tienen más valor que su razón, y acepta todo, con tal que le sir- va de piqueta para demoler hasta los últimos recuerdos religiosos. No negaré que entre los sabios hay quiénes se afanan por buscar la verdad; no todos son revoltosos; hay también extraviados; pero por regla general bus- can, la verdad como Herodes, no para adorarla, sino para asesinarla. Trátase de sublevados contra la luz,'” la rechazan de intento. Dicen á Dios: retírate de noso- tros; no queremos conocer tus caminos.” No les digais que hay una autoridad so- bre ellos que ordena el cumplimiento de una ley. Ellos os responderán orgullo- sos: ¿qué clase de Señor es ese, para que mande que le sirvamos? Les ha fal- (1) Job. XXIV—=13. (2) Job. XXI y XXII.

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