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66 Amor de amores. namente me acerco, temo incurrir en ofensa contra quién tanto me ama..... Te pedimos, pues, con el Seráfico Doctor, que nos des la estola de la cari- dad y el anillo de ferventísima fé, á fin de que, llegándonos á tí, y embriagándo- nos con tu sangre «totus in Te resolvar amore» me resuelva y convierta todo en tí por el amor. Que contigo sea crucificado al mundo, á fin de que, muerto á todo otro amor de carne, mi vida esté escondida en Tí, mi Dios. Permitidme tomar otra vez aquellas suavisimas palabras de San Buenaven- tura: Unus est amor meus Jesus Christus Deus meus sponsus meus.» Uno es mi amor J. C. mi Dios y mi Esposo. Los grandes Santos no podían vivir sin este objeto de su amor. Como al fal- tar el aire oxigenado se asfixia el pul- món, así los santos no podían vivir sin este Sacramento. Por eso, á veces, pe- dían con ansia este pan de su alma, y el ángel les administraba la Santa Forma, ó ella sola volaba á posarse en los la- bios, ó á penetrar el pecho del buen dis- cípulo de Jesús.

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