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Capitulo Vi. a Cristo, los primeros, el pan de la inmor- talidad. La Iglesia ha perpetuado este hecho en un himno solemne que repite en las principales festividades eucarísti- cas. In supremz nocte coense recúmbens cum fratribus observata lege plene cibis in legálibus cibum turbe duodénce se dat suis mánibus. Esta manifestación de Cristo en el Cenáculo: «suce divinitatis volens nos esse participes» como reza el Angélico, queriendo hacernos particioneros de su divinidad, debe llenarnos de júbilo. Si hubiesen sido más los discípulos podían representarse en ellos todos los fieles; empero. en los doce elegidos se nos an- toja ver la representación de los más fieles y valerosos de aquellos que van con Jesús á todas partes. ¡Dichosos noso- tros si asociándonos en espiritu á los do- ce apóstoles los imitamos también en el fervor! Podía Jesús haberse comunicado en cualquiera ocasión con aquellos elegidos