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26 La renovación espiritual. «Aquellos candidatos á la eternidad como llamaba á los primitivos fieles, no se daban al mundo. La masa de los cristianos era digna de la afirmación de Atenago... «No hay cristiano malo; y si le hay simula la religión» Nullus christia- nus malus nisi hanc religionem simula- verit.» Tertuliano añadió: «no llamo cris- tianos á los que son malos. Desinunt apud nos vocari christiani qui mali sunt.» HI. Si estas reglas debiésemos aplicar en nuestros días ¿cuántos merecerían el hermoso dictado de cristianos? La Eucaristía es la resurrección de las costumbres... Si la falta de fé nos lanza por fuera de la órbita del cielo, la atrac- ción eucarística nos somete de nuevo á la ley de la creación. Si el egoísmo apo- ca y mata el amor á los demás, la Euca- ristía recuerda á los que gozan sin acor- darse de los que tienen hambre, que so- mos hermanos y que es preciso gastar siquiera lo superfluo con los que sufren y agonizan en la estrechez como acon- sejaba San Pablo."
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