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á Jesús Sacramentado. 365 de generosidad y que sepa compade- cerse de las miserias ajenas, sin mezclar- nos en críticas y murmuraciones sobre las acciones de nuestros semejantes. ¿Es tal tu caridad? sabes socorrer las necesi- dades del prójimo con generosidad? Sa- bes ocultar Ó disimular sus defectos con amor? ¡Oh que mal se halla hoy el mun- do por falta de este espiritu de Jesús! Oid la voz de tan buen Padre: Sed mis imitadores como hijos carísimos. Oidla dentro del alma; en el santuario interior de la conciencia donde Jesús se hace más sensible..... Recordalorio del alma Muy consolador es el recuerdo de las apariciones de Jesús á las almas; pero al mismo tiempo confunde nuestra frialdad la que se nos relata en la vida de Santa Catalina de Sena. Mostrósele un día el Señor á manera de ardiente hoguera de amor, de la cual salían torrentes de lla- mas “divinas que esparcidas por todas partes trataban de prender fuegoal mun- do. Con razón se maravillaba después la Santa, del poco amor de los hombres para con Dios, pues le parecía era impo- sible vivir en medio de aquellos :incen- dios divinos sin abrasarse..... Pero y tú, alma mía ¿estás abrasada