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á Jesús Sacramentado. 347 mundo, así un alma mundana no pue- de ser de Jesús, ni participante de sus consolaciones sacramentales. Locura es por tanto dejarse engañar tan neciamen- te de una aparente alegría... Procura no perder el resplandor de la vida eucaristi- ca, por encapricharte con el brillo y oropel de la vida mundana... El mundo pasa; pasan sus alegrías. —Transeunt omnia, evolant omnia; et sicut fumus eva- nescunt. — Todas sus cosas pasan, todas vuelan y se desvanecen como el humo. (S. Agust. Tract. VII in Joann.)... Deje- mos pues las alegrías del mundo para gozar de las alegrías de Cristo. No olvi- demos que Cristo es nuestra consolación, esperanza y áncora segura... ¡Oh Jesús de mi alma! Dadme la gracia necesaria para hacer una gran resolución y poder decir contigo ego non sum de hoc mun- do. Yo no soy de este mundo. Yo soy de Jesús Sacramentado... 4d. Considefa como el mundo hizo de la Magdalena una insigne pecadora y co- mo Jesús hizo de ella una celebórrima santa... ¡De donde proviene esa diferen- cia antitética entre los amadores del mun- do y los amadores de Dios!... De que en el mundo andan disueltas todas las con- cupiscencias y rotas las costumbres; y

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