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A E A A A A A A de? 318 Modo de oir la Santa Misa que comieron el maná, y, no obstante, murie- ron. Quien come este pan vivirá eternamente.» AL CREDO. Creo, Señor, e Ho te has dignedo revelarnos y la Iglesia Católica nos propone; renuevo ¡oh adorable Redentor! la fe de tu presencia real en el augusto Sacramento del altar, y te pido pon- gas en mi alma las disposiciones que más te agraden para que te reciba dignamente. ¡Ah! ¿Qué fe, qué amor, qué reconocimiento y servi- cios puedo ofrecerte por este compendio de ma- ravillas, por este Sacramento, finísima invención del infinito amor que nos tienes? ¿No es justo y debido que en retorno de tan ardiente caridad me consagre por completo á tu servicio y arda en deseos de agradarte? Señor, ¿qué pides de tu siervo? AL OFERTORIO. Jesús ofrece á su Padre el pan y el vino, que van á convertirse en su cuerpo y sangre. Recuerda, Jesús mío, los séntimientos de gra- titud, reverencia y amor que animaban tu cora- zón cuando, tomando el pan en tus manos, le ofreciste á tu Padre antes de consagrarlo. Estos mismos sentimientos quisiera ofrecerte yo á tí, oh Jesús mío, en reparación de mis ingratitudes, irreverencias y desamor. ¡Quién me diera que, así como dentro de poco se convertirá el pan en tu sacratísimo cuerpo y el vino en tu precio- sísima sangre, así se convirtiera y transformara

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