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Capítulo ll. 21 no de su altar? ¡Ay! Si una empresa está sometida á fatigas la desamparamos; so- lo nos metemos en lo que es fácil, senci- llo y de provecho. ¿Cuánto no cuesta á Jesús su permanencia en la Eucaristía? ¡Y cómo desea que se amplifique su cul- to! Ni siquiera se dan cuenta de esto las almas poco sacramentales. No com- prenden que la salvación de las concien- cias está en la Hostia. Que el destino de la Eucaristía es fomentar el fervor y en- cender la llama de la caridad de que tanta necesidad hay en el mundo... Jesús quiere vivir con todos y quiere que le deis á conocer allí donde no es conocido. Sed, pues, de «la media docena de al- mas» de que habla el autor del «Todo por Jesús» que solo buscan la gloria de Dios.