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La Sagrada Comunión. 295 mi alma, con todas mis fuerzas, con to- da mi voluntad. ¡Oh Dios infinitamente bueno! Quisiera amaros cuanto os aman todas las almas justas que os sirven en la tierra, cuanto Os aman los ángeles en el cielo, cuanto os quiere mi adorable Madre María, y si fuese posible, cuanto Vos mismo os amais y quereis. Todo es- te cúmulo de amores os lo ofrezco, Se- ñor, en suplemento de mi frialdad inso- portable. Hfectos de contrición. Confiésoos, omnipotente Dios en pre- sencia de vuestros ángeles y de mi dul- ceMadre María, que pequé: pequé, sí¡ay cuántas veces! con pensamientos, pala- bras, obras y con infinidad de omisiones. Perdón os pido, Dios mío, de todos mis pecados. Sí, Dios mío; arrepentida abo- rrezco, detesto y abomino todos mis pe- cados con todas las veras de mi alma, porque os ofendí con ellos á Vos, bon- dad infinita digna de todo amor. ¡Oh quién hubiera muerto antes de cometer tantos y tan horribles desacatos! Pro-