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294 La Sagrada Comunión. fiada únicamente, en vuestra infinita bon- dad y en vuestros merecimientos, si pon- go de mi parte cuantos medios estén en mi mano. Afectos de Caridad. ¡Dios mío! Vos, en la institución de este divino sacramento, mostrasteis el colmo de vuestro amor para con noso- tros; yo, sin embargo, me acerco á Vos con una frialdad é insensibilidad, que á mi misma se me hacen intolerables! ¿Es posible que un Dios tan grande, pueda amar con tan excesivo amor á una tan vil y miserable criatura; que quiera ser su alimento, y que esta criatura perma- nezca, esto no obstante, tam estúpida é insensata que no sienta amor á lo que únicamente merezca ser amado? ¡Dios mío; no os amé en mis días pasados; no os amé! Amé, sí, los bienes vanos, mez- quinos y aún perjudiciales, más no amé al sumo, al infinito, al único Bien. Detes- to, Dios mío, tan incomprensible locu- ra. Más si hasta aquí no os he amado, os amo ahora y os amaré siempre con toda