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16 Los Jueves Eucarísticos que caen al surco las esperanzas de amor, fué para J. C. la hora de las an- sias; sabía que entonces empezaría á vi- vir con nosotros entregándose en pan y en vino, en alma y cuerpo, divinidad y humanidad. No hay alegría como la alegría de la sementera seguida con el de la abun- danciosa siega de doradas mieses. Por algo se simboliza la eucaristía en las espigas de trigo, cuya sustancia y gluten nutre la naturaleza. La Euca- ristía es la sementera del trigo celestial en el corazón de los humanos. Hora es de que aparezcan las henchi- das espigas de la gratitud y del amor. La lluvia fecundadora cae sobre los co- razones cada día y cada hora. IL Cuando en diálogo amoroso entramos á conversar con Jesús ¿cuántas veces nos repite «quid ultra debui facere et non feci? ¿qué más puede hacer por tí que no haya hecho? Nosotros debemos contestar á esa in- terrogación con un derroche de ternura
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