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AAA 256 La Hora Santa. voluntad para serviros; mi corazón para amaros. Os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, á fin de que no sirva más que para daros gloria. Os doy mis pensa- mientos, mis palabras, mis penas, mi vi- da: todo cuanto tengo y todo lo que soy. ¡Oh Dios de amor! ¡Majestad adorable é infinita! Reinad en mí, triunfad de todo mi ser, disponed de mí según vuestra voluntad. ¡Que no tuviera yo la vida de todos los hombres! ¡Con qué alegría no os la consagraría para vuestra gloria y o E A A 2.7 Os adoro por todas las criaturas desprovistas de razón y que en conse- cuencia no sabrían conoceros. Os adoro, oh mi Dios, por aquellas criaturas razo- nables que con su orgullo y su ceguedad culpable os han negado y os negarán to- davía sus homenajes. Os adoro también por esos cristianos de fé lángida, que os han honrado con mezquindad y os han demasiado friamente amado y que os se- guirán amando y honrando muy cobarde- mente. Os adoro sobre todo por aquellos que me son queridos, y por los cuales deseo particularmente seais glorificado.

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