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250 El misterlo Nosotros tendremos, como tienen los ángeles, la celeridad y rapidez de los es- píritus, de suerte, que, en nada de tiem- po atravesamos con el cuerpo todo in- térvalo y espacio, que será de ver, que ni el rayo ni la electricidad podrán ga- nar á este cuerpo cuando sea glorifica- do, en correr y estar presente, en un abrir y cerrarlos ojos en cualquiera parte. Pero nuestro cuerpo no tendrá la vir- tud de permanecer allí de donde salió porque no podrá estar en dos lugares. Más el cuerpo de Jesucristo Sacramen- tado, fuera de aquellos dotes de belleza y claridad, de perfección y gloria, tiene la virtud y el privilegio de estar en mu- chos lugares, sin faltar de ninguno..... y tan real y admirablemente en uno co- mo en todos. Tiene este privilegio ex- clusivo, porque fué exaltado sobre toda criatura y adornado sobre toda natura- leea, De modo, que por la omnipoten- cia de que goza Jesucristo puede perma- necer donde quiera sin trasladarse de un lugar á otro. La carne de Jesucris- (D) Ibi ubi est manendo et alíbi ubicumque voluerit existendo tota et integra et ut et in coelo et in terra, (Pedro Blosio, IN EPIST. 140.)