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del Cuerpo eucarístico. 219 unión hipostática, pero si en virtud de esa unión. Con lo que se echará de ver la belleza del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía y la manera perfectísima y acabadísima que allí tiene. ¿Y qué mucho «que así resulte si se tiene en cuenta lo que acaece con los cuerpos de los Santos glorificados? Porque si se dá tanta facilidad á estos cuerpos para cumplir los deseos del al- ma, que no hay obstáculo que no ven- zan, ni distancia que se lo impida, ni tiempo que lo pueda estorbar ¿qué no se podrá decir del Cuerpo de Jesucristo, que es cabzza de los Santos y á quién no solo se le dió la facilidad de obrar sino que como dice Jesús mismo recibió del cielo toda potestad «Data est mihi omnis potestas? Si nuestros cuerpos serán tan espiri- tuales porque estarán unidos á un ser es- piritual personalmente ¿que deberá ser el cuerpo de Jesucristo unido personal- mente al mismo Dios? No decimos que la carne divina sea substancialmente una con Dios, pero lo que Dios tiene por naturaleza, tiénelo el Cuerpo de Cristo, por gracia.

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