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sl La Comunión semanal. 243 A J. C. no puede considerársele sepa- rado de los hombres, ha dicho S. Agus- tín, puesto que está unido á ellos por la Encarnación. La cabeza y el cuerpo no constituyen más que un solo hombre, un solo Cristo. El Salvador y los salvados estamos como reunidos en una sola car- ne «Salvator corporis et membra corporis duo in carne una,» cosa que nunca podía verificarse con más verdad que al recibir nosotros la divina Eucaristía. Des- de este momento el corazón, los labios, todo lo que tiene J. C. es nuestro «De plenitudine ejus nos omnes accepimus No disminuye nada en El ni sufre me- noscabo, pero se verifica lo que ya anun- ciaba S. Pablo: duo in carne una et in voce una et in pasione una et in requie una». Por eso decía San Bernardo con gran verdad: Vuestro corazón oh Jesús, es también el mío» Y asírevestidos de Jesucristo, incorpo- dos á El físicamente es de esperar lle- guen á nosotros todas las efusiones de su espiritu de amor y de verdad. La frecuente comunión y la semanal, siquie- ra de los JUEVES irá realizando en noso- tros el misterio de la transfiguración has-
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