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242 La Comunión semanal. menos “cada ocho días. Si la esperanza de los pueblos está en la infancia, como la esperanza de los campos en la se- mentera, es necesario ir por este camino de oportuna y atenta preparación de corazones. Realizar de pronto esa mara- villa resurreccional de la comunión co- mo desea Pío X, contando solo con los que han ya comulgado, es punto menos que imposible. Laboremos todos en esta empresa, padres, maestros y sacerdotes. No se hace obra de provecho con la- mentar la frialdad de los que viven lejos de Jesucristo Sacramentado. No gozara el labrador de las alegrías que le causan la recogida de la abundante mies si pri- mero no abriera el surco y pusiera en su seno la semilla que floreció y engranó á debido tiempo. Revestidos de J. C. y viviendo en El, con El y para El tenemos en no- sotros la fuente única de las gracias y principio de eterna vida... Tenemos la regla universal á que debe ajustarse to- do; medio necesario para todo lo que debe hacerse en el orden sobrenatural, y fin propio € inmediato de cristiano que no puede llegar á Dios sino por J. C.

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