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238 La Comunión semanal. gan las almas jóvenes á convertirse en almas de luz y de pureza. Sin embargo, no se ganaría poco, si, por lo menos se- manalmente, hubiese la costumbre de acercarse al banquete del altar. Pero en- tendemos que esta costumbre supone otra. Supone, que acostumbremos á la juventud á este ejercicio desde muy tem- prano. En los Anales de los PP. Adora- dores recordamos haber leido un pensa- miento que abona la modesta experien- cia que sobre esto llevamos hecho. Tal vez, nadie piensa en la comunión semanal ó mensual hasta haber realiza- do la primera comunión, y decimos que esa fecha es tardía para introducir con éxito la comunión frecuente y semanal!” Todos hemos podido notar que gene- ralmente después de la comunión pri- mera se hace al mes otra, pero para el tercer mes se amengua el número de co- mulgantes, y va aumentándose la pro- porción de defecciones según crecen los meses. Después de uno ó dos años, po- cos permanecen fieles á la práctica, ni aún de la comunión mensual. Se predi- (1) Ce qui se fait aprés la Premiére Communion arrive general- ment trop tard.
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