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de la Congregación de Sacramentos. 213 siá un niño, le colocó en medio de sus discípulos, diciéndoles: En verdad os di- go, que sí no os volvéis y hacéis semejan- tes á los niños, no entraréis en el reino de los cielos. —Cualquiera, pues, que se hu- millase como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.— Y el que acogiese á un niño tal en nombre mio, á mí me acoge." La Iglesia católica, ya desde sus prin- cipios, recordando estos ejemplos de Je- sucristo, procuró llevar los párvulos á Cristo por medio de la comunión euca- rística, la que acostumbró á administrar aún á los niños de pecho. Así, como se encuentra prescrito en casi todos los li- bros rituales hasta el siglo XIII, se hacía en el bautismo, y en algunas partes du- ró más tiempo esta costumbre, que aun hoy persevera entre los griegos y orien- tales. Para evitar, no obstante, que los niños de pecho principalmente echasen el pan consagrado, prevaleció ya desde el principio la costumbre de administrar- les la Sagrada Eucaristía bajo la sola es- pecie de vino. (1) Math., XVIII, 3 4 y 5.
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