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Apéndices. 209 que Pio X habia ejercido el cargo de Vicario y de cura, y por ende venía con la experiencia y preparación adecuadas para estas resoluciones. Por consiguiente, la crítica en que M. Desers funda su queja cae por el suelo. No extrañamos la impresión que á pri- mer golpe produjese con tal Decreto, cuando tan olvidada se tenía en la prác- tica su doctrina; pero al recordarla ahora y ponerla en vigor el sabio y santo Pon- tífice, en las almas cristianas, y sobre to- do, en las almas profundamente sacerdo- tales, todo otro sentimiento ha de dar lu- gar á una adhesión respetuosa y filial. El Padre Santo recuerda un deber de con- ciencia, descuidado hasta ahora desde el siglo XIII. Los Concilios Lateranense y Tridentino habían señalado el deber de la comunión para todo el que hubiese llega- do al uso de razón. Es verdad que á ciertos teólogos pareció que retardar la edad de la primera comunión era un me- dio más seguro para que la infancia se entregase á Jesús con una fé más viva, atraidos á la Sagrada Mesa con un co- nocimiento más sólido. Mas, conviene Vida de amor.—15. AA : a A A TO pelao cine rs

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