BCCPAM000R02b-6-2300000000000

Sección 2.* 195 miento hicieron de este hecho evangéli- co uno de sus asuntos favoritos. El mis- mo Goéthe, con su pluma de artista y de poeta, se ocupó de los admirables lien- zos que salieron representando la última Cena, lienzos que él pudo ver al visitar el refectorio de Santo Domingo de Mi- lán y otros monasterios. ¿Quién ignora que la Cena, de Leo- nardo de Vinci, llena de intención genial que se encuentra en aquel refectorio, es una de las pinturas más celebradas del mundo? Aquella obra de Vinci represen- ta el último grado de perfección de una serie histórica. En el refectorio de Franciscanos de Santa Cruz, inmortalizado por los fres- cos de Giotto, se contempla otra Cena del más aventajado discípulo de dicho pintor. La obra de Tadeo Gaddi, evoca la impresión general del célebre relieve de la catedral de Módena, sobre todo en la posición tendida del discípulo Ama- do. El mismo Giotto nos dejó dos famo- sas Cenas, existentes: una, en la llama- da Arena de Padua, y otra, en el gran convento de Franciscanos de Asis.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz