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A a dar La Cena. ba solemnemente la primera bendición. Este día, decía, recuerda nuestra libera- ción. Es el recuerdo de nuestra salida á Egipto. Bendito sea el Señor, el Eterno que ha creado el fruto de la vid.» Luego hacían la purificación de las manos, y se servían las hierbas amargas que eran le- chuga, rábano silvestre, achicoria, peregil, berros, etc. Con ellas se recordaban las amarguras de Egipto. Las hierbas amar- gas eran comidas con la salsa llamada charoscth, consistente en una mezcla de agua y vinagre ó en una preparación de higos, dátiles y almendras, que debe ser poco apetitoso, y recordaba las penosas labores que toleraron en otros tiempos pa- ra edificar las ciudades de los faraones... El pan, sin levadura de trigo, espelta, cebada, avena 6 de centeno, confeccio- nado en agua muy limpia y en vasos cuidadosamente purificados dicese que tenía el sabor de nuestros bizcochos modernos. '* El cordero pascual se pre- sentaba después y era servido entero. El jefe explicaba la historia de Egipto á los hijos, y al recordar la milagrosa li- (1) Le Camus, tomo II.

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