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164 Preparando la Cena. Este, les había echado en cara su igno- rancia, sus vicios, pretensiones é hipo- cresías. Sin pérdida de tiempo adopta- ron el acuerdo de ejecutar la sentencia de muerte dictada hacía ya dos meses, pero que por temor al pueblo, no se había lle- vado á efecto. Aún ahora, se dice, que es preciso no poner las manos en Jesús durante las fiestas, para evitar tumultos; pero Jesús que todo lo conocia, afirma, que sería llevado al suplicio aquel mis- mo día. Al tomar el camino de Betania, al des- cender de la vertiente occidental del monte Olivete, dijo: Sabéis que de aquí á dos días será la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucifi- cado.» Judas, tal vez despues de pro- longadas luchas, había resuelto entre- garle. Había seguido á Jesús movido por la ambición y con la esperanza de una recompensa humana, y juzgó que si el Maestro no podía serle ya de algún pro- vecho durante su vida, podía á lo menos ofrecerle alguna utilidad con su muerte. Cansado de oir al Maestro anunciar su reino sinjamás inaugurarlo, precipitó el desenlace.

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