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142 Obras Eucarísticas ja. En 1246 se celebraba con grandísima solemnidad la fiesta del Corpus Christi en Lieja, afortunada ciudad de Bélgica. Tuvo como todo lo santo sus contra- dicciones, pero la valiente labor de Hu- go de San Caro, prior de Dominicos, de Guido León, obispo de Cambray y Jaco- bo Pantaleón de Troyes, después Urba- no IV venció todos los obstáculos, y po- demos decir que en fecha tan famosa em- pezó el renacimiento del culto eucarís- tico. En 1262 Urbano IV promulgó su célebre Bula Transiturus, ternísimo y ar- diente llamamiento del Pastor de las al- mas al amor y culto de Jesús Sacramen- tado. Más tarde, Paulo lll erigió en Santa María de Minerva en Roma, la primera Cofradía del Santísimo en 1539. Desde aquella fecha, miles de hijuelas suyas honran al Señor en todos los templos del mundo. Con la Adoración perpetua combate el Jesuita P. Anger el Calvinis- mo de París; con la adoración del Santí- simo combaten San Carlos Borromeo y San Felipe Neri, la corrupción de cos- tumbres hasta que Clemente VIII insti- tuyó la oración de las Cuarenta Horas