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132 Desahogos ante el Sagrario. mo tiempo atrav esaba con flechas mor- tales mi corazón de carne y tu corazón divino y eucarístico. Por eso, huyendo de las veredas de la vida, me llego al hueco de tu Corazón; en esa abertura me quiero guarecer, ahí morar..... ahí dormir..... ahí morir..... No soy digno, Jesús amante, de esta gracia, pero ¿acaso eres tú capáz de echarme de tu Corazón? Tú vives de mi amor y me amas..... Sí, me amas sin ta- sa, sin medida; me amas á pesar de mi desamor, á pesar de mis pecados, á pe- sar de mi..... —¡ay! lo diré, Jesús mío, pa- ra que, los hombres sepan y las estrellsa oigan y los cielos se apiaden de mi; lo diré para que Tú no me lo digas delante de los cielos y de la tierra en tu tremen- do Tribunal, —me amas á pesar de mi traición y alevosía..... Lloro á tus plantas, y ¡ojalá tuviera en mis manos la contrición de la Magdale- na! Con mis lágrimas te rociaría los piés, y con mis cabellos te enjugaría, con ale- gría tanta, cual es ahora la pena que mi negra ingratitud me causa sin cesar. * +