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Capitulo XV. 193 dos, aquí abajo, en la vida íntima de Dios. IL. Comulgar. Comulgarás, hija mía, cuantas veces te lo permita el director; (sobre todo los jueves,) con él has or- denado las prácticas de piedad, y debes permanecer fiel á ellas. No hay cosa de más valor para tí, que esa disciplina del alma. Tienes hora fija para las comidas, para las visitas, para el trabajo; todavía es más necesaria la exactitud en tus relaciones con Dios. Guárdate, sin embargo, de la rutina. Mu- chas veces se hace peor á la larga, lo que se practica con frecuencia. Es tenta- ción comulgar, porque es día de comu- nión. : Evitarás escollo semejante, pensando que cada comunión puede ser una nue- va etapa del alma, en la penetración de los secretos divinos. La eternidad será un éxtasis sin fin ante los esplendores infinitos. Esta belleza de la verdad, la felicidad que nos causará por la presen- cia de Dios, significa, que Dios nos trae-

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