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Capítulo XIV. 113 será por toda eternidad el “alimento y el gozo de los bienav enturados! IL Uno de los motivos de alegría que en- contramos en el Tabernáculo es, la luz que se desprende de allí sobre nuestra alma. Los hombres se tornan ciegos á causa del exceso del amor terrenal. La luz que resplandece en el corazón eucarístico nos dá la ciencia de los misterios del corazón y la solución que les satisface. Así conocemos qué es el corazón y qué debe ser su amor. Esa ciencia nos atrae indefectiblemente al servicio divino y nos afianza en la pureza y en la ver- dad del amor verdadero que es el eterno. El amor es como un peso que no po- demos soportar y nos inclina á salirnos de nosotros mismos, para darnos á otro y buscar el ser amado. Amar es la ley de nuestra vida..... Esa ley pesa sobre nuestra existencia, y es á la vez nuestro Vida de amor.—9. | | I E:

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