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106 Pereza y temor. la atención..... No quiero obligarte á que dejes de buscar la parte del goce que legítimamente puedes hallar en tu derredor. Sí, búscala; pero búscala sin ilusión y con la certidumbre de que no has de encontrar todo lo que buscas por mucho que te empeñes. Lo que en este mundo se ha dado en llamar felicidad, no son sino satisfacciones pasajeras, partículas de paz, rarísimos instantes sin pesar..... todo es mezquino. Además, no se conoce la felicidad sino rodeada de espinas..... Eso, pues, no puede bastar- te, y luego, como decía el Coronel Pa- queron: «Donde no está Dios me ahogo» Dentro del cuadro estrecho de goces y sentimientos incompletos, el hombre tie- ne necesidad de buscar otra cosa con más afán todavía que la dicha material. Todo es demasiado ruin en la: vida sin la práctica asídua y fervorosa de la reli- gión. El oro más puro lleva demasiada tierra y aun la perla más primorosa tie- ne demasiadas mellas. La pereza para lo bueno tendrá siempre un grito de protesta en el corazón no corrompido. Ten alas, no para dejar este mundo en que debes vivir, sino para volar de

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