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104 Pereza y temor. impulso satánico se atreven, hartas ve- ces, á calumniar á las más valientes, lla- mándolas fanáticas y desconsideradas. Profunda verdad es la que expresó un poeta: «La piel del mártir, sellena de mi- llares de heridas, pero á veces, el cora- zón de los fieles devotos, sufre el ataque de otras heridas no menos en número, ni menos insufribles..... De los murmura- dores que dicen que ellos son también buenos, que aman á Dios y á la Religión, pero que no se les digiere tantas boba- das en la Iglesia, Ó tanto fanatismo ante el altar. Perdónalos, Señor, porque no saben lo que se hacen. Herodes y sus cortesa- nos no supieron hacer otra cosa que mo- farse de la sabiduría eterna.) Hay en nuestros días, por desgracia, más mofa- dores que servidores de Jesús. No es cosa de solo hoy el insulto del impío y del perezoso contra los siervos de Dios. Nuestros padres en la fe, esos héroes de la santidad, esos mártires de la verdad recibieron del mundo, que no era digno de ellos, los mismos insuttos. (1) Luc, XXI

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