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la Curia Provincial de Capuchinos con motivo de celebrarse el 75 ani– versario de la Restauración de la Pro– vin'Cia. 4) CRONICA diaria escrita por el Superior de la Fraternidad desde junio de 1969 a junio de 1979. tía ya una humilde capilla dedicada a San José. Aceptada la oferta e?" principio, el Padre Provincial conti– nuó su viaje de Visita. De vuelta en la Provincia comenzó a dar los P~~os necesarios para la nueva funda~i~n, lleO"ándose hasta señalar los Rehgio- º . Co- sos que compondrían la primera munidad Capuchina de Texas: Padres Simón de Arrona y Cristóbal de Eraul y el Hermano Serafín de Iza . 5_) Para algunos juicios y apre– c1ac1ones, hasta cierto punto, el re– cuerdo de quien ha vivido con amor las vicisitudes de la Fraternidad des– de sus comienzos. I PRIMEROS INTENTOS DE FUNDACION Desde principios de siglo nuestra Provincia Capuchina intentó estable– cer alguna fundación en Estados Uni– dos. La razón para ello era sobre todo el tener un lugar propio donde los Religiosos destinados a Filipinas y Guam pudieran dedi·carse por algún tiempo al aprendizaje de la lengua inglesa, tan necesaria ya en aquel en– tonces en aquellos campos de aposto– lado, encomendados a la Provincia deste 1886 y 1901 respectivamente. En el Archivo de la Provincia existe abundante correspondencia pa– ra documentar las gestiones que di– versos religiosos realizaron entre 1910 y 1933 para fundar en varios lugares de Estados Unidos. Respecto del malogrado primer in– tento de fundación en la Diócesis de Dallas, queremos recoger los siguien– tes detalles. El Padre Beriáin pasó por Dallas en su viaje rumbo a Orien– te, en octubre de 1925, acompañado del Padre Ambrosio de Echarren, que venía como secretario e intérpreteº En Dallas visitó al señor Obispo para tener información de primera mano sobre el apostolado que se nos ofrecía, concretamente entre la colonia mexi– cano-americana de la parte norte de la ciudad de Fort Worth, donde exis- 2 Tal vez por la misma prolon~a– ción de la Visita del Padre Provin– cial o por otras circunstancias impre– vist'as se fue retrasando más de lo esper~do la llegada de los Religiosos a Dallas. Por otra parte, la necesidad era urgente y no admitía dilación. Lo que movió al señor Obispo a recabar la ayuda de los Padres Claretianos, Misioneros Hijos del Corazón de M~– ría, ya establecidos en San Antom 0 (Texas). Ellos aceptaron la invita– ción, y todavía continúan desarrollan– do su apostolado en aquella parte norte de la ciudad de Fort Worth. Así se cerró para nosotros aquella posible fundación en Texas. II FUNDACION EN DALLAS A pesar del fracaso de aquellos primeros intentos, la idea de estable– cernos en Norteaméri·ca siguió bullen– do en la mente de los superiores pro– vinciales. La necesidad de tal funda– ción seguía basándose en las mismas razones anteriores: disponer de un lu– gar propio donde los religiosos desti– nados a Filipinas pudieran dedicarse por algún tiempo al aprendizaje del inglés. Claro que quien siga leyendo estas notas sobre los 25 años pasados se encontrará una vez más con que los caminos de Dios no coinciden a veces con los caminos de los hombres. De hecho, lo que se pensaba había de ser una especie de trampolín para lanzarse a Filipinas, ha venido a ser para varios religiosos misioneros por

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