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biera haber sido, de cara a nuestra numerosa población de habla españo– la. Ni tampoco ha sido actividad ex– clusiva de la Fraternidad capuchina. Comenzó como una actividad comple– mentaria de los Cursillos de Cris– tiandad, con la predicación semanal de la homilía en todos los viernes de -cuaresma, durante dos años. En enero de 1973 los sacerdotes de ha– bla española fuimos invitados a for– mar un grupo ecuménico con minis– tros de otras confesiones, dedicados también al ministerio entre el pue– blo hispano. De la primera reunión nació la organización que llamamos «Compañerismo Ecuménico Pasto– ral». Desde el principio formaron parte del grupo los PP. José María Sádaba y Jerónimo Lecumberri ade– más del Padre Carmelita mexicano– americano José Peña. Una de las a-c– tividades organizadas fue un progra– ma radial de quince minutos, emiti– do de lunes a viernes a las doce del mediodía, con el título de «Medita– ción del Mediodía». A este programa cooperaron con más o menos asidui– dad varios de nuestros religiosos. Pe– ro lo que se inició con voluntad ecu– ménica comenzó pronto a desinte– grarse, y poco a poco el programa quedó a -cargo únicamente de los sacerdotes católicos. A fin de cuen– tas tenemos el mayor auditorio. En los dos últimos años ha sido organi– zador responsable el P . Ignacio Ci– zur, y los Padres Capuchinos los más asiduos colaboradores literarios. 8. Escuela Parroquial del Perpe– tuo Socorro. La escuela parroquial ha sido y sigue siendo en América el gran me– dio de formación de los católicos. Normalmente han llevado la ense– ñanza las Religiosas, más por espíri– tu de apostolado que _por una remu– nera·ción pecuniaria suficiente. Hoy es necesario echar mano de personal docente seglar con el consiguiente aumento de sueldos. Esto y la subida general de todos los servicios ha he– cho que únicamente las parroquias 14 «ricas» puedan construir y mantener una escuela. Nuestras parroquias no lo pueden, y por eso no tenemos más que una, que heredamos al encargar– nos de la parroquia, la escuela del Perpetuo Socorro. El trabajo diario de las «dases» lo llevan las Religiosas y las maes– tras; pero los Padres, conscientes de que ellos son responsables delante de Dios, la Iglesia y la sociedad, tra– tan de guiar y participar personal– mente en la formación religiosa de los niños. De ellos depende su pre– paración sacramental, su participa– ción eclesial y comunitaria en la li– turgia. Dirigen conferencias presa– cramentales para los papás y alum– nos; parti'Cipan en las reuniones lla– madas «Home and School Associa– tion»; tratan de mantener contacto personal con los estudiantes y sus familias, etc. 9. Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Tal vez ha sido la actividad apos– tólica que :se ha llevado con más desprendimiento por parte de la Fra– ternidad: un Padre dedicado exclu– sivamente al Movimiento, y dos en los últimos siete años. Actualmente son los Padres Angel Osés, como Director Diocesano y Je– sús Torregrosa, como ayudant~. Ade– más en cada una de nuestras parro– quias el párroco o un coadjutor es el encargado de la Ultreya parroquial semanal. Pero ... por la intervención perso– nal que todos los miembros de la Fraternidad hemos tenido y tenemos en este Movimiento, por lo que los Cursillos han significado de empuje para nuestras parroquias y Diócesis, Y porque ha sido posiblemente el apostolado que más nos ha dado a conocer aquí a los Capuchinos, me– reciendo en varias o.:::asiones mención especial por parte de la jerarquía diocesana, este apostolado merece un capítulo aparte en esta reseña .

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