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Así, en carta del 21 de marzo de ese año, dirigida al superior de la Fraternidad por el P. Florencio de Artabia, Min. Provincial, se dice: «En la pasada definici6n se habló de que ahora, ante las perspectivas de Méjico, será bueno que estudien ahí una pasible expansión de la Orden. Vemos que sería conveniente una ca– beza de puente en alguna dudad im– portante fronteriza del mismo Méji– co». Y en carta del 18 de mayo del mismo año: «Ignoro lo que pensarán ahí sobre nuestra entrada en Méji– co. Aquí somos de opinión de que, mientras en la capital permanezcan los de Cataluña, no hay por que in– tentar una fundación allá. En cambio creemos sería muy conveniente dar cuanto antes algunos pasos con se– ñores obispos benévolos para tratar de fundar en ciudades próximas a la frontera Méjico-USA». La indkación se hizo más expre– sa en carta del Padre Secretario Pro– vincial, Elías Cabodevilla, fechada en Burlada, a 28 de setiembre de 1970, comunicando algunas decisiones de– finitoriales que afectaban a la Fra– ternidad de Texas; entre ellas, la se– ñalada con el número 2: «Encomen– dar al superior de la Fraternidad las gestiones convenientes encaminadas a abrir una nueva residencia de la Orden bien en el mismo Tejas, bien en Méjico. Conociendo, después de las últimas gestiones, las dificultades que existen para fundar en Méjico -capital o en sus alrededores, la fundación deberá intentarse en Mé– jico-Provincias, caso de escogerse esta nación». En la mente de los Superiores Provinciales, manifestada también en conversaciones personales con el superior de la Fraternidad con oca– sión del Primer Capítulo Provincial Extraordinario (diciembre de 1970) estaba el acercarse lo más posible a la frontera de México, de un lado o de otro, para, una vez establecidos allí, ver las posibilidades de exten– derse ulteriormente, Y, al mismo tiempo, comenzar el trabajo de aten- 10 der espiritualmente a las clarisas ca– puchinas mexicanas. La Fraternidad de Dallas pensó que no sería difícil conseg~ü:~· algu– na parroquia asomada a Mex1·w, pe– ro enclavada en Texas. Se apuntaba a Laredo, o algún lugar en el Valle del Río Grande. Según esa idea, el superior de Dallas, con fecha 14 de julio de 197~, escribió al señor Obispo de Brownsvi– lle, ofreciéndole nuestra ayuda pas– toral. Unos días más tarde contesta– ba el señor Obispo agradeciendo la oferta pero dando al mismo tiempo larga; al asunto por ser él mis:i:no nuevo en la Diócesis. Otro nuevo ;n– tento se haría ante el mismo senor Obispo en carta del 22 de diciembre. La contestación fue en el mismo sen– tido que la anterior, sino que pospo– niendo todavía más, un año o dos, la posibilidad de ofrecernos algo en la Diócesis. Entretanto a 2 de octubre del mismo año 1971, había escrito el su– perior al señor Obispo de Corpus Christi, más al interior de Texas, ofreciéndole nuestros servicios. La contestación no se hizo esperar, invi– tándonos a una entrevista para el día 12 en el aeroI)uerto de Dallas, donde llegaba de viaje. La primera impre– sión fue buena. A invitación del mismo señor Obispo, a mediados de diciembre, el superior, acompañado del P. Francis– co Abárzuza, vicario de la Fraterni– dad, viajaron a Corpus Christi para hablar personalmente del proyecto. El P. Superior relata dicha entre– vista con estas palabras: «Acompa– ñados por el mismo señor Obispo y el Padre encargado de las Misiones en la Diócesis visitamos el día 17 por la mañana las Misiones de Con– cepción, San Francisco (Ríos) y Ra– mírez, todas tres en Jim Wells Coun– try. El plan del obispo sería poner como centro La Concepción, y ser– vir desde allí las otras dos Misiones. El mismo día 17 volvieron los dos Padres a Dallas, no muy entusiasma-
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