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producen cambios repentinos, por cuya razón se ha dicho que nadie de repente se hace santo, así como ninguno llega de un solo golpe á ser sumamente malo. Puede Dios Nuestro Señor en un solo momento concedernos gracias eficacísi- mas, que produzcan en nosotros una tras- formación súbita; pero de ordinario nos las concede según es nuestra cooperación y correspondencia á ellas. En estos días ¡cuántas inspiraciones habrémos recibi- do...! ¡cuántas veces habrá Dios tocado nuestros corazones...! ¿Y será posible que permanezcamos sordos y nO acudamos á sus llamamientos... ? Una fuente abun- dante de todas las gracias tenemos. en el Santísimo Sacramento de la Huca- ristía. Es el Autor de todo bien, Jesús, quien desde la sacratísima Hostía nos dice: “Venid á Mí todos.” Acerquémo- nos á esta fuente del amor divino para apagar la sed que sentimos por las cosas de la tierra, y no desear sino las celes- _tiales y eterbas.

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