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o la cual se negaba no solo el pecado original, sino hasta la elevación de la naturaleza humana; donde no se que” ría admitir la intervención divina en las cosas de los hombres; precisamente en esa época y en esa nación, es donde Dios Nuestro Señor quiso destruir el fundamento de todos los errores; y para ello, se sirvió del instrumento al pare- cer más despreciable. De una niña pox; bre, debil 'é ignorante, que no sabía otra cosa que rezar el Sto. Rosario, es de quien se valió Dios para vencer al mundo, confundir á los soberbios, hu- millar á los sábios, y conseguir tan señalada victoria. En Lourdes el he- cho sobrenatural es permanente, puesto! que la fuente misteriosa que allí brota y los efectos asombrosos que sus aguas: producen lo evidecian; allí ha recibido: el naruralismo su más rudo golpe y: la fé una confirmación maravillosa. Guardémonos de todos los errores, que puedan mancillar en lo más mínimo: A e 3

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