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> 23 = jor de todas las madres del mundo! Cuanto sufria Jestis en el cuerpo, otro tanto sufria Ella en el alma. jQué pena también para Jesis ver t n afligida 4 su Madre, a la que tanto amaba! Viéndola, pues, al pié de la cruz, y que iba a que- dar tan sola en el mundo, quiso proveerla de un hijo, que hiciese sus veces y mirase por Ella. Abrid, pues, su boca, y pronuncié la ter- cera palabra. Mujer, le dijo, en- volviéndola en una mir da amoro- sisima, Mujer, he ahi 4 tu hijo. Y volviéndose luego 4 Juan, afadid: Mira en Ella a tu Madre. De esta manera, oh buen Jesus, vuestro carifo filial miré_ solici- to por vuestra Madre dulcisim:, dejando en vuestra ausencia quien la cuidase y la proveyese de lo necesario. Recibid, pues, Sefiora, con agrado esta orden’ cién de Je- sus moribundo; recibid por nuevo hijo a ese su discipulo amado, que El os deja en lugar suyo. Es el apostol ig elegido virgen por

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