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Segunda vez, y. aquel desdichado esclavo del infierno proseguia obstinado en no que- rer confesarse. Jestis repitié 4 la Santa, que volviese alla el confesor. Volvidé este, y en esta tercera vez le refirié la revelacién hecha 4 la Santa, y que por esto habia vuelto tantas veces, porque asi lo habia mandado el Sefior, pues queria usar con él de misericordia Al oir esto el misera- ble enfermo se enternecid y empezé 4 llo- rar. - Mas ycémo, exclamé, podré ser per- donado, si sesenta afios ha que sirvo al demonio hecho esclavo suyo, y tengo car. gada mi alma de innumerables pecados? Hijo, respondié el Padre animandole, no dudes, que si te arrepientes de ellos, yo te prometo de parte de Dios el per- don:—Padre mio, yo me tenia ya por con. denado y desesperaba de la salvacién, mas ahora siento un dolor tal de mis pecados, que me anima 4 tener esperanza, por lo cual, ya que Dios aun no me ha abando. nado, quiero confesarme —Con efecto, en aquel dia se confesd cuatro veces con un vivo dolor; al siguiente recibié el Viatico y en el mismo dia murié muy contrito y ° resignado. Después de su muerte Jesucristo hablo otra vez 4 Santa Brigida, y le dijo, que aquel pecador se habia salvado por la intercesién de su Madre la Virgen, y que estaba en el purgatorio, porque ape-
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