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44 para apagar la sed de Ismael, vuelta 4 Jesus, le dice: Hijo mio, no tengo — para darte mas que agua de lagri- mas. Luego le oye exclamar con acento de afliccién profunda: Dios — mio, Dios mio, por qué me has desamparado? Estas palabras fueron © _ otro agudo cuchillo, que fué dere- cho 4 clavarse en su coraz6n. Dios mio! gquién, pues tendré piedad de F mi Hijo, si su mismo Padre le > desarapara? Pues no faltaban por aquellos parajes hombres sin entrafias, que — lejos de compadecerse de aquel Hijo.y de aquella Madre, hacian © mofa y escarnio de su_ suplicio. Orgullosos y ufanos andaban por — alli los Escribas y Fariseos mo- | viendo con orgullo sus cabezas y di- © ciendo con tono saredstico: A otros © libré6 y asi mismo no puede librar- © se. Si eres Hijo de Didés, baja de la Cruz. Y como revelé la mis- ma Virgen 4 Sta. Brigida, ofa 4 — unos decir que era un ladrén; 4 *
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