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* ‘ ‘i 43 Madre. Alli esta la Virgen Santi- sima con los ojos fijos en su Hijo y el coraz6n anegado en un mar de amargura. Le vé en aquel ma- dero, pendiente de tres clavos, con los ojos hundidos, entreabierta la boea, desencajado el rostro, la na- riz afilada, inclinada la cabeza so- bre el pecho, los cabellos cuajados de sangre y todo el cuerpo cubierto de llagas. A las otras madres les es concedido procurar algun ali- vio 4 sus hijos moribundos, siquie- ra sea componerles un poco la ca- ma, humedecerles los labios secos por la calentura, enjugarles el su- dor frio de la frente. Mas 4 esta pobre Madre no se le permite ayu- dar en nada 4 su Hijo, que esta agonizando. # Le oye exclamar que tiene sed, | “que se muere de sed; yella, des- pués de echar una mirada extravia- da en su derredor, viendo que no habia brotado ninguna fuente mi- lagrosa como broté en el desierto