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36 cios que habia recibido de Hero- des y de toda su comitiva; unos — le referian cémo habia sido crue- lisimameénte azotado, y otros el es- pectaculo tristisimo que ofrecia con la corona de espinas en la cabeza. Vino por fin 8. Juan, todo acon- gojado y lloroso, y entre sollozos y lagrimas, que apenas le dejaban pronunciar palabra, le dijo: «Sefiora, vuestro Hijo ha sido sentenciado 4 muerte, y llevando él mismo la cruz en sus hombros, acaba de salir camino del Calvario. Venid, si queréis verle y darle el ultimo / adiéds en alguna calle por donde haya de pasar.» Sale la Virgen Santisima en se- guimiento de 8. Judn, y acompajia- da de la Magdalena y de las otras piadosas mujeres. El deseo de ver al Hijo le daba las fuerzas que el dolor le quitaba. Las gotas y el rastro de la sangre le indicaban el camino que seguia Jestis. Atajan- do por calles trasversales fué 4 co-

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