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20 grandezas de aquel Nino, que en sus brazos tenia. Mas de repente se nubl6é la frente del anciano, como si en el horizonte del porvenir hubiese des- cubierto acerca deaquel Nifoalguna cosa que afligiese su corazén, y en- tregandoselo 4 su Madre, con los ojos Ilenos de lagrimas le dijo: «Hé aqui que este Nino ha sido puesto para ruina y para resurreccién de muchos en Israe!, y para blanco de contradiccién. Y la espada de dolor dif tniaind traspasaraé tu alma> jPobre Madre! Ella misma le dijo & Santa Matilde que al ofr estas palabras de Simeon, toda su ale. © gria se convirtié en tristeza, pues por ellas conocié6 mas en particu- lar y distintamente que hasta en- tonces los tormentos atroces y cruel muerte que habia de sufrir su San- tisimo Hijo; mas se sujeté resginada 4 la voluntad de Dios y acepté con animo generoso aquellos trabajos y aquella muerte, sabiendo que todo se ordenaba 4 la redencién y salva- ‘nahing

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