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41 no crefa en nada de lo sobrenatural acudié a la Gruta el dia siguiente a aquél en que la Santisima Virgen ha- bia encargado se le edificase una Ca- pilla. El mismo nos va a referir sus impresiones nada. sospechosas. Llegué, dice el Sr. Estrada, muy dispuesto a examinarlo todo, y para ser franco, a burlarme y reirme, espe- rando.encontrarme con una comedia o con una farsa grotesca. Una in- mensa multitud se iba reuniendo poco a poco alrededor de aquellos lugares, admirdndome interiormente la senci- llez de tantos necios y riéndome de la credulidad de una porcién de mu- jeres que se habfan arrodillado devo- tamente delante de las rocas. A la hora acostumbrada, hacia la salida del sol, lleg6 Bernardita. Gracias a los enfuerzos que hice, pude, no sin harto trabajo, ponerme en primera fila, cerea de ella. Arrodillose con naturalidad sin turbarse ni aturdirse por la muchedumbre que la rodeaba, saeé un rosario y principié a rezarlo. %