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sp eibulcignee para -probar su Sael- 34 antes me aborrecié a Mi’’. Todo el que quiera vivir y ser de Cristo, ha de pasar por la tribulacién y por las amarguras de la persecucién. El mundo no puede conformarse con las mdximas del Sefior; porque son opuestas a las suyas. De aqui las ironfas y escarnios de que son objeto de parte de los mundanos los que se entregan a la devocién, y procuran santificar su alma llevando una vida conforme a los principios del Evan- _ gelio. No obstante, en esta lucha del mal contra el bien, no hemos de desmayar: si el mundo nos critica, nos ridiculiza y zayere, tenemos en cambio en nosotros mismos el testi- s -monio de la buena conciencia y la aprobacién y complacencia de Dios _ y de toda la corte celestial. Nunca miré la Virgen a Bernardita con ojos mas benignos y complacien- _ tes, que cuando i vi6 pores ude, y —calumniada. ‘ EI Sefior envia a sus siervos las

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