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de su Santfsimo Hijo, esta en el deber de honrarle, servirle y reverenciarle; pero; joh dolor! los hombres se han vuelto contra su Dios y Sehor y con- tinuamente le ofenden. No se pue- den oir sin angustiarse tantas blasfe- mias horribles; no se puede mirar, sin exhalar un grito de dolor, la profana- cién de los santos dias del Sefior, con- vertidos hoy por la perversién de los hombres, en dias de labor, de baca- nales inmundas y orgias sangrientas. Las naciones se han levantado con- tra Cristo y su Iglesia; el error y la impiedad dominan por todas partes, y la sensualidad, sube como una ola, sobre la generacién presente, amena- zando sumergirla. {Qué hacer? Ro- gar a Dios... Se pierden tantas almas todos los dias... y ,habrémos de estar ociosos? Este es uno de los fines de esta Cofradia; pedir a Dios por los pecadores. {Lo cumplimos fielmen- te? ~%Dedicamos todos los dias un rato de oraci6n por la disminucién de las culpas? Meditemos en la tris-. A j 1

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