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‘ i a 20 PARTE HISTORICA - El domingo siguiente al primer dia de la aparicién, habiendo obte- _ nido el permiso la nifia Bernardita de su piadosa madre, para volver a la gruta, se dirigié a ella a la hora de medio dia, acompafiada de su her- mana y otras nifas. El grupo ju- venil comenz6 por entrar en la Igle- sia para orar un instante y llenar de agua bendita un frasquito que lleva- ban preparado. " Pénense después en camino y lle- gan al sitio tan deseado; el sol estaba radiante: ‘“‘Oremos” dijo Bernardita, ‘ty pasemos el rosario...’’ De repen- te, su rostro aparece transfigurado, su mirada se ilumina, se conmueven sus facciones: era que la maravillosa aparicién acababa de manifestarse asus ojos. Vefa a la misma Senora Se ay ginny de una gracia celes- tial, de una belleza sin igual. Sus pies descansaban en la roca dentro del nicho.

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